Que la revolución que ha supuesto la llegada de las criptomonedas al mercado monetario ha cambiado nuestra manera de entender los métodos de pago no tiene mucha discusión. Que, el concepto de divisa digital, se está incorporando de manera plena a los sistemas bancarios, al menos desde el punto de vista de la exploración, tampoco.
Si echamos un vistazo a nivel mundial vamos a encontrar que, con más o menos avances, existen proyectos muy diversos de criptomonedas respaldadas por bancos centrales. En algunos casos, con pruebas en curso, como es el caso de Japón y el yen digital, y en otros casos como Suecia, incluso con una agenda (más o menos detallada) en la que la tendencia será a utilizar menos dinero en metálico y más dinero digital.
Cómo serán las criptomonedas oficiales
En primer lugar, hay que tener en cuenta que parten de un supuesto muy diferente al de la mayoría de criptomonedas especulativas. Y esto es debido a que no van a dejar de ser moneda oficial, simplemente, transformada al ámbito digital.
Por tanto, será monedas centralizadas, controladas, y supervisadas por los propios organismos bancarios. En general, en la actualidad, los proyectos avanzan más en dirección a un sistema de moneda digital complementaria en la que el valor del dinero en metálico es exactamente el mismo al valor unitario del activo digital.
Por tanto, dentro de este concepto, nos encontraríamos con un marco en el que todas las acciones que se pueden realizar (y que se espera se pueden realizar) relacionadas con las compras, pagos e intercambio, se verán mediatizadas en el caso de los activos digitales oficiales por el hecho de ser una moneda con respaldo, no centralizada y altamente controlada.
¿Veremos cuentas en divisas digitales en nuestros bancos?
No está claro aún hacia dónde evolucionará la separación entre el dinero metálico, el uso de la banca electrónica, y los activos digitales complementarios. Si, se entiende como que es exclusivamente una representación digital del valor monetario, como tal no habrá separación y por tanto no existirían cuentas bancarias exclusivamente digitales, salvo para acciones concretas en las que se requiera.
Sin embargo, si como sistema complementario también se convierte sistema sustitutivo, puede haber usuarios que prefieran manejar en su economía de manera directamente digital, prevaleciendo sobre la forma convencional. Esto significaría que, en este caso, si serían necesarias herramientas propias para el activo digital.
En Europa, el Banco Central y la propia Comisión Europea ya ha mostrado interés en el estudio del euro digital. Aunque avanza a menor velocidad que los proyectos de otros países, lo cierto es que se prevé un impulso en este sentido que, probablemente, comenzará cuando la salida a la pandemia se haga más notoria desde el punto de vista económico.
En definitiva, si bien aún el mercado de criptomonedas genera muchas dudas (recordamos que tan sólo tiene 10 años escasos de vida) lo que, si parece más que probable, es que los activos digitales hayan llegado para quedarse y, de hecho, para incorporarse al menos de manera complementaria, a los sistemas monetarios tradicionales.,