Las estafas con tarjetas de crédito han existido desde que estas se popularizaron, pero algunas han sido tan grandes que han dejado una marca en la historia del fraude financiero. De todas ellas, hay una que destaca no solo por la cantidad de dinero robado, sino por la sofisticación con la que fue ejecutada.
Hablamos del caso de Albert González y la mayor red de cibercriminales especializados en el robo de datos de tarjetas de crédito. Una estafa que, entre 2005 y 2008, consiguió robar más de 130 millones de números de tarjetas y causó pérdidas millonarias a bancos y clientes en todo el mundo.
Así operaba la red de hackers más temida de la época
Albert González, un hacker estadounidense con un historial de delitos informáticos, se hizo conocido en el mundo del cibercrimen por su habilidad para infiltrarse en sistemas de pago y robar datos de tarjetas de crédito a gran escala. Su método era simple pero efectivo:
- Ataques a empresas y tiendas: González y su equipo utilizaban técnicas como el «SQL Injection» para acceder a los sistemas de empresas como TJX (dueña de tiendas como TJ Maxx y Marshalls), Heartland Payment Systems y 7-Eleven.
- Robo masivo de datos: Una vez dentro, lograban extraer millones de números de tarjetas de crédito y débito en tiempo real.
- Venta en el mercado negro: Los datos robados se vendían en foros clandestinos, donde otros delincuentes los usaban para fabricar tarjetas falsas y realizar compras fraudulentas.
Las autoridades estimaron que el fraude causó pérdidas de cientos de millones de dólares, aunque el daño real nunca se pudo calcular con exactitud.
El final de la operación y la caída del hacker
Lo irónico del caso es que Albert González ya había trabajado como informante del Servicio Secreto de EE.UU., ayudando a arrestar a otros hackers. Sin embargo, mientras colaboraba con las autoridades, seguía ejecutando su propia red de fraudes a gran escala.
En 2008, fue arrestado y, tras un largo juicio, condenado a 20 años de prisión, convirtiéndose en uno de los pocos hackers en recibir una sentencia tan dura.
Lecciones de la mayor estafa con tarjetas de la historia
Aunque este fraude ocurrió hace más de una década, sus efectos aún se sienten hoy. A raíz de este caso, se reforzaron los sistemas de seguridad en pagos electrónicos y se impulsó el uso de tecnologías como los chips EMV en tarjetas.
Sin embargo, el fraude con tarjetas sigue siendo un problema global. Hoy en día, los cibercriminales han cambiado de estrategia, utilizando phishing, malware y robos de datos en plataformas online para seguir estafando a millones de personas.
Por eso, nunca está de más recordar la importancia de revisar los movimientos de tu cuenta, usar tarjetas virtuales y activar alertas de seguridad en tus pagos.