Las noticias de la crisis en España siguen llegándonos de todas partes. Hemos visto la tasa de paro creciendo sin fin, han corrido rumores de estanflación, y de otros términos económicos que dan miedo. Además, el problema social empieza a hacerse visible, más que nada para los que creían que salvando bancos, salvaban el país.
En base a este panorama, nos preguntamos ¿qué será de las cuentas corrientes bancarias en épocas de crisis?
Es una duda que la deben tener todos aquellos que han depositado su dinero y confianza en entidades como Bankia, CAM, y las que ya han desaparecido. Claro, no estará muy nervioso el que tiene fondos en Banesto o ING, también en Cuentas de Santander o de BBVA, pero nadie está exento si hay medidas generales.
Hace unos meses hablábamos de qué hacer ante un corralito, y no está demás recordar un poco la repercusión de dicha nota.
«Lo primero que recomiendo, es no entrar en pánico, y colocar algunos ahorros por fuera del sistema, pero sólo los excedentes, no se trata de sacar nada del banco. Ahora me dirán, ¡todos mis ahorros están en el banco! En este caso, no recomiendo vaciar la cuenta corriente dado que nos servirá para hacer pagos con tarjetas de crédito o tarjetas de débito. Lo que sí se puede hacer es destinar una parte del dinero que tienen ahorrado a otro tipos de inversiones: Fondos de Inversión,Bolsa, o cualquier otro producto financiero.
Llegado el caso de que se cumplan los malos presagios y deseos de los grandes financieros españoles, el corralito afectará su liquidez y la de las empresas. Aquí habrá un problema grave, pero si usted es inteligente, le recomiendo usar ese dinero que está fuera de las cuentas bancarias para colocarlo en los depositos bancarios, que ¡tendrán tasas desorbitantes!»
Pues bien, esperemos que esto no ocurra, porque el panorama se pinta cada vez más oscuro para el país, y un crack financiero más, daría el puntapié inicial a la salida del euro de España… Que dicho sea de paso, sería el comienzo de la solución de varios problemas, pero nunca el remedio para toda la enfermedad que cultivó durante años.
Entonces, repetidos, ¿qué ocurrirá con las cuentas corrientes en época de crisis? Al parecer, nada pasará con ellas, siempre y cuando se encuentren con cobertura.
Para quienes no estaban enterados, hay productos que están más seguros que otros. Es decir, que cuentan con la protección del Fondo de Garantía de Depósitos que salvaguarda el ahorro, las cuentas y los depósitos, con un límite 100.000 euros por persona y entidad.
Productos cubiertos por el Fondo de Garantía:
- Dinero en cuentas corrientes
- Dinero en cuentas de ahorros
- Dinero en depósitos a plazo fijo
Es decir, los productos más tradicionales son los que tienen cobertura, y en caso de insolvencia o quiebra de una entidad, el Fondo de Garantía de Depósitos asegura a los clientes de las entidades la recuperación de sus depósitos (cuentas corrientes o de ahorro, imposiciones a plazo) hasta un máximo de 100.000 euros por titular y entidad.
Productos sin protección económica:
- Pagarés: este producto de renta fija ofrece este año una rentabilidad superior a otros ante la falta de garantías de este fondo
- Participaciones preferentes: este controvertido producto financiero tampoco está cubierto por el FGD. Un producto en vías de extinción.
- Fondos de inversión, plan de pensiones: no están garantizados por este fondo de protección, aunque sus titulares cuentan con otros mecanismos para salvaguardar sus ahorros.
- Renta variable: las inversiones en Bolsa, ventas a crédito, warrants, entre otros, quedan fuera de la protección del FGD, ya que se rigen por la cotización de sus precios en los mercados bursátiles, nacionales e internacionales.
- Hipotecas o préstamos: el Fondo de Garantía de Depósitos no afectaría a ninguna de estas vías de financiación, ya que de ocurrir la quiebra o insolvencia de una entidad, el saldo de sus titulares sería el mismo que con la situación bancaria previa.
Ante la crisis, de seguro que todos remunerarán mayores tasas, pero si tiene tanto miedo y menos de 100.000 euros, recurra a lo tradicional, que no le rendirá tanto pero sabe que tendrá esa suma asegurada en caso de quiebra bancaria o «corralito financiero».