Sin duda repasamos de manera habitual muchas propuestas de préstamo de las diferentes entidades financieras, por otro lado, desde el punto de vista de la noticia, analizamos la situación de los préstamos en nuestro país, una situación que como ya sabemos también desde el punto de vista del usuario se ha tornado ciertamente difícil por la posición de la banca endureciendo en buena medida las condiciones de concesión de este tipo de financiación, es por ello, que hoy más que nunca conviene repasar previamente a la solicitud de cualquier préstamo aquellas cuestiones o elementos que pueden contribuir a encarecer el producto a demandar.
Ciertamente un producto de estas características aunque parta de una propuesta inicial básica de aplicación de intereses que resulte atractiva, puede llegar a encarecerse de manera notable si no tenemos en cuenta ciertos elementos, elementos que vamos a repasar a continuación y que deben figurar sin ninguna duda en cualquier cálculo anterior a la solicitud de un préstamo o crédito por lo que representan para nuestras finanzas.
Lo que encarece un préstamo
Lo que necesitamos y lo que financiamos (que no siempre es lo mismo)
En primer lugar, y aunque parezca una obviedad, debemos ajustar la cantidad a financiar que queremos solicitar. Debemos tener en cuenta que, como instrumento de financiación, un préstamo va a cobrar sus intereses por cada euro que solicitemos, con lo cual, realmente solicitar más de lo que se necesita de manera objetiva y por lo que hemos solicitado el préstamo no hace sino encarecer a medio plazo el producto.
En este post te mostramos todas las comisiones que pueden suponer tus cuentas bancarias
En segundo lugar y del mismo modo que debemos tener claro la cantidad a solicitar debemos también tener muy claro en la medida de lo posible los plazos de devolución, los plazos de amortización a los que queremos ajustarnos, porque en este elemento se pueden dar dos situaciones diferentes y ambas van a suponer costes añadidos; por un lado la cancelación anticipada en muchos, por no decir todos, de los préstamos va a llevar aparejado un coste en forma de comisión, un coste que dependiendo del producto y la entidad puede oscilar entre 0,5% hasta incluso el 2%, con lo cual, como vemos, cancelar antes de tiempo nos libera ciertamente de parte de los intereses pero a la vez nos graba con comisión de cancelación.
Por otro lado un exceso de plazo de amortización, aunque en una primera impresión pueda dar la sensación de beneficiar la devolución del producto al acortar ligeramente los importes de las cuotas mensuales, realmente añade un periodo mayor para la devolución y por tanto un período mayor de aplicación de intereses.
Hasta aquí hemos podido dar con dos cuestiones que aunque parezcan de verdad obvias en muchas ocasiones no son tenidas en cuenta con toda la importancia que poseen; ajustar realmente la solicitud de financiación a nuestra necesidad y ajustar realmente los plazos de amortización a aquel periodo de tiempo y cantidad de cuota constante a la que podremos hacer frente con relativa tranquilidad en función de nuestras finanzas personales.
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Intereses y comisiones
No nos vamos a detener excesivamente en el apartado de los intereses que las entidades financieras aplican este tipo de productos, obviamente este apartado es habitualmente el más observado por el usuario, y aquí, lógicamente, entra en juego la decisión de que producto resulta más adecuado.
En los préstamos personales a fecha de hoy en la horquilla de intereses aplicables por parte de las entidades financieras es lo suficientemente amplia como para hacer difícil establecer una media, sin embargo, debemos tener en cuenta que no necesariamente un interés más bajo siempre será el que nos determine un producto más adecuado ya que la aplicación de otros elementos como por ejemplo las comisiones puede acabar encareciendo de manera notable el producto.
Las comisiones en los préstamos siempre han sido un elemento a tener en cuenta de manera muy especial por el solicitante, sin embargo a fecha de hoy son sin duda un elemento vital.
Debemos en este punto tener en cuenta que las entidades financieras durante los años de bonanza económica favorecían el acceso a los préstamos abaratando los mismos en muchos casos a través de minimizar los costos de las comisiones, y sin embargo, como por ejemplo ocurre con los préstamos hipotecarios y las comisiones de estudio, este tipo de costes están volviendo a aparecer en buena parte de la oferta de financiación de las entidades bancarias en nuestro país.
Lógicamente la suma de comisiones puede llegar a generar un gasto notable del producto, debemos tener en cuenta que se nos pueden llevar a solicitar varios modelos diferentes de comisión en un mismo producto; de estudio, de apertura, de amortización parcial o total, en definitiva comisiones que sumándose entre sí obviamente pueden presentar un gasto importante y encarecer el producto.
Es por ello que, determinar de manera previa cuáles son las comisiones que el producto que se nos ofrece presenta, resulta tan importante como conocer previamente cuál es el interés que el producto nos pedirá en el plazo de amortización determinado.
El tiempo lo encarece todo (o no tanto)
Si solamente nos detuviéramos en el concepto de la cuota mensual a devolver lógicamente un plazo de amortización largo parecería lo más adecuado para un préstamo, nos presenta unas cuotas más bajas y por tanto no nos proporciona una cierta sensación de seguridad ante la devolución, sin embargo, debemos tener en cuenta que los tipos de interés, los variables con mayor motivo, no van a dejar de aplicarse por mayor duración que tenga el producto al contrario seguirán aplicándose independientemente de la duración del mismo y por tanto encareciendo el producto a largo plazo.
Otro elemento muy importante a tener en cuenta, y en muchas ocasiones relacionado con la oferta inicial de intereses aplicables al producto, es el hecho de la obligación de contratación de productos en paralelo de la misma entidad, productos que habitualmente tienen que ver con los seguros, o planes de pensiones y tarjetas entre otros.
Habitualmente se nos vienen a ofrecer como elementos de vinculación que bonifican el interés aplicable al préstamo, lógicamente si estos productos se poseen de manera previa por el usuario el beneficio puede resultar interesante, sin embargo en caso de tener que contratarlos para la concesión del producto de financiación no debemos olvidar que cada uno de ellos va a presentar sus costes, algunos puede que no de manera inmediata pero con una exigencia de vinculación que a medio plazo nos presentara costes, en muchos casos estos costes pueden superar la propia bonificación aportada al préstamo, por ello, conviene revisar de manera minuciosa cuando este tipo de situaciones no son planteadas por las entidades financieras.
Obviamente existen otros elementos; los gastos notariales por ejemplo, aplicables a determinados productos cuando sobrepasan ciertos límites de financiación, pero, sin duda, en este repaso realizado hemos situado los principales elementos que pueden llegar a encarecer un préstamo.
Los diferentes tipos de préstamo
No todos los préstamos se comportan del mismo modo. Aunque generalmente tenemos la tendencia a pensar que solamente existen los préstamos personales y los préstamos hipotecarios, realmente podemos distinguir diferentes tipos de préstamo tanto en función de su utilidad última como de las características que lo componen.
Vamos a repasar de manera breve los principales tipos de préstamos que podemos encontrar en el mercado bancario como usuario particular.
Préstamo al consumo
Aunque suelen tender a confundirse con el concepto de préstamo personal, realmente un préstamo al consumo es aquel que se destina a la compra o financiación de bienes de consumo, generalmente de carácter duradero.
Se trata de préstamos que pueden perfectamente cubrir la necesidad de adquirir un vehículo, electrodomésticos, una reforma en el hogar, etc. Por la propiedad capacidad de financiar bienes diversos no existe un tipo medio de financiación, aunque en la compra de vehículos solemos encontrar los techos máximos de este tipo de préstamos.
Préstamos personales
A diferencia del préstamo al consumo, y aunque se confunden generalmente los términos, los préstamos personales son aquellos que se destinan a la financiación de bienes intangibles o también de bienes perecederos. Un buen ejemplo de ello es cuando deseamos financiar un viaje, una celebración, etcétera.
Realmente dentro del concepto de préstamo personal viene a englobarse coloquialmente todo tipo de opciones de financiación independientemente del hipotecario, sin embargo, haremos bien en entender que para las entidades financieras no es lo mismo y las condiciones del préstamo pueden variar.
Préstamos hipotecarios
Este es el préstamo por excelencia ya que, bajo garantía personal, se hipoteca la adquisición de una vivienda. Se trata de un préstamo de larga duración importe elevado generalmente, y que, por sus propias características y finalidad pasa a ser una de las operaciones financieras más importantes en las economías domésticas.
Préstamos preconcedidos
Más que de un tipo de préstamo estaríamos hablando de una clase de préstamo que se caracteriza por un modelo diferente al habitual en los otros préstamos. Si generalmente cuando solicitamos financiación debemos justificar previamente el objeto financiar, y, posteriormente solicitar la financiación, en un préstamo de estas características la entidad pone a nuestra disposición una cantidad determinada para utilizar cuando consideremos necesario.
Realmente se trata de un préstamo aprobado de antemano con una cuantía determinada y al que podemos recurrir en caso de necesidad. Obviamente no se trata de préstamos de cuantías elevadas, pero, pueden ser muy útiles en situaciones de imprevistos financieros o para evitar los trámites cuando deseamos solicitar un préstamo al consumo o personal ya que lo tenemos concedido de antemano. En el otro extremo hay que tener en cuenta que se trata de préstamos que generalmente vienen asociados a un elevado nivel de vinculación del usuario con la entidad
Principales comisiones en los préstamos personales o al consumo
Cuando se analizan las condiciones en las que se aplican las comisiones a los prestamos hay que tener en cuenta que estas comisiones en muchos casos puede ser negociadas, en otros se aplicarán siempre, y en otros variarán en función de si la entidad financiera puede jugar con los márgenes de su aplicación.
Dentro de los préstamos personales y préstamos al consumo encontramos habitualmente las siguientes comisiones:
- De apertura: esta comisión se abordan el momento de formalización de la operación y se corresponde a un tanto por ciento sobre la cantidad prestada.
- De estudio: también está comisión se abona al comienzo de la operación. Se corresponde con el coste de análisis y estudio del préstamo, suele ser una Comisión baja y equivaler a un porcentaje de la operación. A veces se encuentra incluida en la comisión de apertura.
- De amortización o cancelación anticipada: en este caso la aplicación queda sujeta a cancelar o utilizar previamente su vencimiento la financiación. Se aplica en su caso un porcentaje sobre el importe que se va a amortizar.
Principales comisiones en los préstamos hipotecarios
Si en todo tipo de préstamos las comisiones son importantes ya que repercuten en el coste final de la operación. En el caso de los préstamos hipotecarios realmente pueden llegar a ser determinantes.
Hay que tener en cuenta que las comisiones son una parte importante de la negociación de un préstamo hipotecario, esto quiere decir que no todas las entidades las aplican del mismo modo o que incluso puedes encontrar ofertas en las que determinadas comisiones no se aplicarán.
Realmente se corresponden con las categorías que ya hemos visto anteriormente aunque en este caso dentro de la comisión de apertura generalmente ya va implícita la comisión de estudio.
Por otro lado en este tipo de préstamos cobra especial relevancia la comisión de amortización o cancelación anticipada. Esto es así debido a que la amortización de la hipoteca y la reducción de deuda siempre es interesante para casi cualquier perfil económico, por tanto, si partimos del supuesto de amortizar en algún momento al menos una parte del monto total de la operación, la influencia de la Comisión puede ser determinante para que esta amortización sea mejor o peor para nuestro bolsillo.