El final de 2021 viene con una inflación galopante que hace que debamos replantearnos algunas cosas relacionadas no sólo con los precios, también con nuestros productos financieros. Uno de estos replanteamientos, probablemente, será sobre las cuentas de ahorro.
El primer lugar, deberíamos establecer los motivos por los que existe en las cuentas de ahorro (algo que parece que estamos perdiendo de vista últimamente). Una cuenta de ahorro es un producto de ahorro garantizado, que se utiliza como depósito a la vista, pero sin plazo de imposición.
Por tanto, nosotros depositamos una cantidad de dinero en una cuenta con liquidez que nos permite retirar el capital cuando lo necesitemos, pero que mientras lo mantengamos estable nos proporcionó la rentabilidad.
Si analizamos la realidad de las cuentas ahorro en la actualidad esto dista mucho de lo que son. La rentabilidad es bajísima cuando no directamente 0%, y, peor aún, no son raros los vientos que hablan de rentabilidades negativas en las cuales tengamos que pagar más allá de las comisiones de mantenimiento por tener nuestro dinero depositado.
Por tanto, las cuentas de ahorro se han convertido en instrumentos de tránsito en los que dejamos el dinero depositado simplemente porque no tenemos otro lugar donde hacerlo o no encontramos una opción que nos ofrezca, al menos, garantía de seguridad.
¿Por qué no te van a interesar en 2022?
Mira los porcentajes de la inflación y la previsión de la subida de precios y bastará para entender los motivos por los que este tipo de productos van a perder (aún más) interés en 2022.
En un contexto de subida de la inflación y los precios, se pierde el objetivo mínimo por el cual ahorramos que es tratar de batir a la inflación. Fíjate que ya no decimos siquiera batir a la inflación, sino intentarlo.
En la actualidad no existe ninguna cuenta de ahorro que, salvo promociones puntuales y con períodos de tiempo limitados, sea capaz de intentar batir la infracción, de superarla ya ni hablamos.
En ese contexto, cada vez son más los ojos que se vuelven hacia productos que sean líquidos pero que, al menos, proporcionen algún tipo de expectativa de rentabilidad. Lo cierto es que estos productos no están entre los garantizados salvo algunas pequeñas familias de seguros de ahorro, pero, que son restrictivas y no son líquidas.
Tal vez, los fondos indexados si sean una alternativa, al menos en aquellas carteras modelo con perfiles menos arriesgados que mayores niveles de protección ofrezca al inversor. En este sentido los gestores automatizados de inversión indexada están creciendo de manera importante y esto no es casualidad, tiene que ver con la situación y con el temor a la pérdida de poder adquisitivo creciente de nuestro ahorro.