Cambiar de banco es una opción más a la hora de relacionarse con la entidades financieras, es cierto, sin embargo, tras un periodo en el que resultaba relativamente sencillo este cambio, hoy por hoy, el notable interés de las entidades financieras en la fidelización de sus clientes va a buscar la permanencia del usuario en la entidad a través de permanencias exigidas por acceder a determinadas bonificaciones.
Si en cualquier caso, estamos decididos y podemos plantearnos un cambio general de nuestros productos bancarios a otra entidad, hay una serie de cuestiones que debemos tener en cuenta.
Una buena salida para una buena entrada
Lo primero, como es normal, debe ser cerciorarnos de que la salida de la entidad que vamos a abandonar sea limpia; es decir que podamos cerrar sin problemas todos nuestros productos (o los que decidamos trasladar)
¿Necesitas una cuenta corriente?
Aquí debemos tener en cuenta, además de los posibles impagos (que nos perseguirán por supuesto) el hecho de haber recibido bonificaciones a determinados productos que impliquen periodos de permanencia. Romper estos periodos de permanencia en la mayoría de casos va a suponer un coste importante.
Lo ideal por tanto será poder abandonar la entidad sin costes añadidos y libre de las citadas permanencias.
Huir de las duplicidades de productos
Uno de los motivos fundamentales, junto a la mejora de las condiciones de nuestros productos bancarios, para cambiar de entidad financiera tiene que ver por supuesto con la comodidad en la gestión de dichos productos. En este sentido mantener productos duplicados en diferentes entidades si no posee dicho mantenimiento una necesidad específica no sólo no es una buena idea, sino que puede transformarse en una mala idea en caso de un cambio de condiciones que los productos menos usados o similar.
¿Una cuenta sin banco? Si existe
Por tanto otro de los elementos a tener en cuenta es el cierre de aquellos productos duplicados que no tengan una utilidad específica, procurando agrupar al máximo nuestros productos bancarios, una buena idea que ya hemos analizado en otras ocasiones.
Promociones sí, pero
A la hora de cambiar de entidad bancaria las promociones sobre determinados productos, por ejemplo, sobre las cuentas nómina y los servicios añadidos o productos preferenciales en acceso, pueden efectivamente proporcionar el último empujón a la decisión. Sin embargo, del mismo modo que insistíamos en revisar las condiciones particulares de nuestros productos antes de abandonar una entidad, es muy importante calibrar lo que dichas promociones van a suponer.
Las permanencias, las condiciones especiales de producto, o todo aquello que tenga que ver con penalizaciones en caso de un futuro traslado de entidad, deben ser asumidas con total conocimiento por parte del usuario, ya que, como hemos visto, hoy por hoy se convierten en el principal obstáculo para un cambio de entidad.