La nueva reforma fiscal ha traído cambios importantes que pueden afectar al comportamiento de un buen número de productos financieros. En el caso de las cuentas bancarias esta reforma podrá afectar fundamentalmente a las destinadas al ahorro y la remuneración, debido a los cambios que se producirán en los tipos de aplicables sobre las ganancias patrimoniales.
La redución en los gravámenes de las ganancias patrimoniales sería probablemente el cambio más relevante, aunque, también vamos a citar lo que puede suponer una competencia dura para las cuentas remuneradas en forma de un nuevo modelo de producto que, por lo que parece, no sólo competirá con los depósitos y fondos de inversión, sino también con las cuentas remuneradas.
El cambio en los tipos
En primer lugar debemos señalar aunque afecte de manera lateral a las cuentas la retirada de la exención de tribulación de los 1500 primeros euros de los dividendos. Dicho esto, como podemos comprobar en el cuadro anterior, se produce una progresiva reducción de los tipos aplicables a las ganancias patrimoniales, una producción que como vemos es muy acentuada en el caso de las ganancias entre los 24,000 y 50,000 ya que descenderá en los próximos dos años prácticamente siete puntos, mientras que en los restantes escenarios de ganancia las disminuciones son menores.
Aquí encontraríamos como decíamos el principal cambio con respecto al actual política fiscal y de tributación en las cuentas remuneradas, a la postre, las que se verán directamente afectadas por esta reforma fiscal.
¿La competencia del Plan Ahorro 5?
La nueva reforma fiscal aportará una figura hasta ahora desconocida, el llamado Plan Ahorro 5. se trata de una propuesta a partir de un modelo de depósito que si mantiene su imposición durante un periodo de cinco años o superior obtendrá la importante ventaja fiscal de quedar exento de tributar los intereses, sin duda una idea atractiva para el ahorrador a largo plazo, y que va a suponer una competencia directa con los depósitos estándar seguro, pero también con otros productos como los fondos de inversión, que en principio seguirán tributando de la misma manera, y también con las cuentas de ahorro, aunque éstas en menor medida ya que se trata de productos más líquidos y no tan orientados a largo plazo.