En nuestro recorrido financiero, muy probablemente acabaremos cambiando de entidad bancaria, incluso más de una vez. No obstante, las entidades se esfuerzan cada vez más por mantenernos como sus clientes, por lo que es muy posible que en ciertos casos no podamos realizar el cambio deseado porque en el contrato con la anterior entidad figuraba una cláusula de permanencia de la cual no fuimos conscientes.
No obstante, si tenemos suerte y no es ese nuestro caso, y podemos seguir adelante con el cambio de entidad, hay que tener muy en cuenta una serie de recomendaciones para evitar futuras deudas y sorpresas desagradables.
Uno de los errores más comunes que suelen cometer los usuarios al cambiar de cuentas bancarias, es creer que basta con dejar a 0 la que van a reemplazar, sin cerrarla de manera oficial contactando con la entidad bancaria. No debemos hacer algo así jamás. Aunque la cuenta se encuentre a 0 y no tenga deudas pendientes, el banco siempre puede añadir comisiones de mantenimiento, que a lo largo del tiempo pueden convertirse en deudas de miles de euros.
Por qué es importante cerrar las cuentas al cambiar de banco
Para que algo así no llegue a ocurrirnos, si tenemos muy claro que deseamos realizar el cambio, una vez que dejemos la cuenta a 0 y nos aseguremos de que no tenemos ninguna obligación de permanencia con la entidad, tendremos que acudir a la sucursal más cercana y solicitar el cierre de la cuenta. Pero esto no basta.
Una vez solicitamos el cierre, la entidad nos dará ciertos papeles para que los firmemos. Es vital exigir una copia de dichos papeles, por si en algún momento tuviéramos que demostrar con pruebas que cerramos la cuenta de manera oficial y por lo tanto la entidad no puede reclamarnos nada.
Otro error muy común que suelen cometer los usuarios, es cambiar de cuenta son el tipo de ofertas que se nos ofrecen. Por ejemplo, hay entidades que a cambio de abrir una cuenta corriente, nos regalan televisores, electrodomésticos, viajes… Si cambiamos de cuenta bancaria, que sea por nuestro propio criterio, y teniendo en cuenta el tipo de cuenta al que vamos a cambiar. El hecho de que nos regalen algo, ya implica cierta trampa, y es posible que terminemos con una cuenta con demasiadas comisiones o intereses injustos.
Tampoco nos resulta rentable duplicar las cuentas en diferentes entidades, de hecho, esto es algo que puede traernos problemas serios si alguna de ellas decide cambiar las condiciones de mantenimiento.
Por lo tanto, para poder cambiar de cuenta bancaria, debemos tener en cuenta si realmente nos merece la pena o solamente nos estamos dejando llevar por el capricho de la oferta que se nos ofrece. También es importante revisar si disponemos de alguna obligación de permanencia con la entidad en la que ya estamos, y asegurarnos de que la nueva entidad no nos obligue a permanecer en la misma demasiado tiempo o más de lo que consideramos necesario. Y por supuesto, si decidimos cambiar de cuenta, es imprescindible cerrar la que ya no vamos a utilizar, y disponer de una copia de los papeles para poder demostrarlo si fuera necesario.