A lo largo de nuestra vida financiera, acumulamos distintos productos bancarios. Abrimos cuentas aquí y allá, muchas veces por alguna oferta o porque necesitábamos un servicio en ese momento.
Pero, con el paso del tiempo, esas cuentas pueden quedar en el olvido, y es ahí cuando hablamos de cuentas fantasmas.
Aunque suene un poco a historia de terror, las cuentas fantasmas son más comunes de lo que piensas y pueden causarte algunos problemas serios si no les prestas la atención adecuada. Vamos a ver de qué se tratan y cómo evitar que se conviertan en un dolor de cabeza.
Cuentas fantasmas: el riesgo del olvido bancario
Una cuenta fantasma es básicamente una cuenta bancaria que abriste en el pasado, pero que ahora no usas y probablemente ni recuerdas que existe. Tal vez la abriste para domiciliar un pago puntual o para aprovechar una oferta de bienvenida, y con el tiempo, simplemente te olvidaste de ella. ¿El problema?
Que aunque tú no la uses, la cuenta sigue ahí, y en muchos casos sigue generando comisiones.
En el mejor de los casos, tener una cuenta fantasma solo supone una molestia: un correo que no lees o un estado de cuenta que no te interesa. Pero, en el peor de los casos, podrías estar acumulando comisiones sin darte cuenta, y estas podrían acabar en números rojos. De hecho, algunos bancos aplican comisiones por inactividad si no realizas movimientos en un determinado periodo, lo cual podría hacer que una cuenta olvidada se convierta en una fuente de gastos inesperados.
Un ejemplo muy común es el de las cuentas que abrimos cuando éramos jóvenes, quizás al empezar a trabajar o para gestionar nuestros primeros ahorros. Con el tiempo, cambiamos de banco o simplemente dejamos de usarla. Lo mismo ocurre con las cuentas asociadas a préstamos o hipotecas que ya hemos terminado de pagar. Si no las cerramos adecuadamente, esas cuentas quedan abiertas y el banco puede seguir cobrando por ellas.
Cómo evitar problemas con las cuentas fantasmas
La buena noticia es que evitar los problemas que traen las cuentas fantasmas es bastante sencillo, siempre y cuando tomes algunas medidas prácticas. Aquí te dejo unos cuantos consejos para evitar que tus cuentas bancarias se conviertan en un problema sin que te des cuenta:
- Revisa periódicamente todos tus productos bancarios: haz un inventario de todas las cuentas que tienes abiertas. Puedes pedir un informe en tu banco o consultar tus extractos para asegurarte de que no te olvidas de ninguna. Si encuentras alguna que ya no usas, evalúa si realmente la necesitas.
- Cierra las cuentas que ya no utilices: si tienes una cuenta que ya no usas y que no necesitas, ciérrala. Para ello, ve a la oficina del banco o sigue el proceso que la entidad tenga disponible. Asegúrate de que no quedan pendientes (como comisiones o recibos) antes de cerrarla, y solicita un comprobante de cierre. Este paso es importante para evitar malentendidos en el futuro.
- Cuidado con las cuentas con beneficios promocionales: muchas veces abrimos cuentas porque nos ofrecen ventajas como tarjetas gratuitas o descuentos durante un periodo de tiempo limitado. Ten cuidado con estas promociones, ya que cuando el periodo de promoción termina, es probable que empiecen a cobrarte comisiones. Anota en tu calendario cuándo terminan estos beneficios para decidir si quieres seguir con esa cuenta o cerrarla antes de que empiecen los cargos.
- Mantén actualizados tus datos de contacto: a veces, el problema con las cuentas fantasmas es que no recibimos notificaciones porque los datos de contacto están desactualizados. Asegúrate de tener siempre tu dirección de correo y teléfono actualizados en el banco, para que puedas estar informado de cualquier movimiento en tus cuentas.
- Cuida las cuentas compartidas: si tienes una cuenta compartida con otra persona (ya sea pareja, amigo o familiar), asegúrate de que ambas partes sepan qué ocurre con la cuenta. Es posible que tú pienses que ya no se usa, pero que la otra persona aún la esté utilizando, o viceversa. Hablar y tener claridad sobre estas cuentas evitará problemas más adelante.
¿Por qué debes prestar atención a las cuentas fantasmas?
La razón principal por la que debes prestar atención a las cuentas fantasmas es evitar gastos innecesarios y sorpresas desagradables. Imagina recibir una carta del banco que te informa que debes una cierta cantidad en una cuenta que ni siquiera recordabas tener.
O, peor aún, descubrir que tienes una deuda acumulada debido a comisiones que no sabías que existían. Además, en algunos casos, tener muchas cuentas abiertas, aunque estén inactivas, puede afectar a tu perfil financiero y complicar la gestión de tu dinero.
Otro aspecto a considerar es la seguridad. Cuantas más cuentas tengas abiertas, mayor será el riesgo de que alguna de ellas sea vulnerable a fraudes o accesos no autorizados. Aunque no tengas dinero en esas cuentas, alguien podría usarlas para actividades fraudulentas, lo cual puede traerte problemas legales y afectar a tu reputación financiera.
Por último, simplificar tus finanzas es siempre una buena idea. Cuantas menos cuentas tengas, más sencillo será llevar el control de tu dinero, y menos tiempo perderás gestionando trámites innecesarios. Mantener solo las cuentas que realmente necesitas te ayudará a tener una visión más clara de tu situación financiera y a evitar complicaciones.