En un contexto como el actual, y aunque a veces parezcan cuestiones anecdóticas, nos encontramos con la realización de muchas acciones que tienen que ver con el descontento y la desconfianza que el sistema bancario ha generado, guste más o menos reconocerlo, en el ciudadano medio.
Estas acciones no siempre son tan visibles como las reivindicaciones en la calle a través de manifestaciones o similares, pero si crecientes, como puede ser una corriente de rechazo a la posesión de productos bancarios.
No tener o no tener muchas cuentas bancarias
Obviamente en un estado de aislamiento total y no dependencia de terceros para los recursos propios hipotéticamente se podría vivir sin productos bancarios, sin embargo trasladada la pregunta al conjunto medio de usuario en nuestro país la cosa cambia notablemente.
En este post repasamos las Cuentas corrientes sin comisiones y sin domiciliar la nómina
Es cierto que el debate sobre la reducción del volumen de productos bancarios en posesión resulta muy saludable para las economías domésticas, más viniendo como venimos de un pasado reciente donde se multiplicaron este tipo de productos por persona, en muchos casos de manera innecesaria o mal planificada, pero, ¿desde esta postura de reducción de productos se puede llegar a la eliminación total de los mismos? Pues hoy en día y en un contexto medio normal la respuesta es no.
¿A qué se puede renunciar y a que no?
Ante los productos bancarios las decisiones de renuncia a la gran mayoría de productos y sus alternativas son conocidas: no tengo hipoteca y vivo de alquiler, no tengo productos de ahorro y guardo el dinero, no tengo productos de inversión y lo invierto en bienes, no utilizo productos de aseguramiento (conflicto con los obligatorios) etc…pueden ser soluciones más o menos atractivas y útiles, pero es cierto que están ahí y no son de aplicación difícil.
Sin embargo con los productos de uso más cotidiano la cosa se empieza a complicar. ¿Se puede vivir sin tarjetas de crédito? Si, se puede, pero ya empieza a ser difícil si tenemos en cuenta que además de su uso habitual y la posibilidad de pago en metálico como alternativa, hoy en día para la realización de muchas operaciones de reservas por ejemplo, exigen un número de tarjeta de crédito, no existiendo más alternativa en todo caso que la aportación de una tarjeta virtual…que ya es de nuevo un producto financiero.
Y llegamos por fin al único producto financiero al que realmente no podemos renunciar: las cuentas bancarias.
¿No se puede prescindir de las cuentas bancarias?
Desde esa perspectiva de usuario medio, con remuneraciones o cobros, y gastos y facturas la verdad es que la respuesta es que no: no es posible renunciar a la posesión de una cuenta bancaria aunque si es posible que esta no nos cueste dinero si no tiene comisiones.
Es cierto que se puede pretender cobrar, por ejemplo, las nóminas mediante cheques, pero, a partir de ahí, y con las dificultades que eso entraña, la domiciliación de recibos, los pagos de facturas y la posibilidad de acceso a tarjeta virtual y operativa de compras en internet hacen hoy por hoy imposible para un usuario medio plantearse la eliminación de al menos una de sus cuentas y por lo tanto imposible la vida sin productos bancarios.